LAS TIRAS DE PRENSA DESPUÉS DEL COMIC-BOOK

El auge del comic-book en Estados Unidos causó que las tiras de prensa y sus páginas dominicales, edición estelar de aquellas, vinieran a menos en comparación con las primeras décadas del siglo.
Por consecuencia, dejan de aparecer nuevas series, aunque la mayoría de las ya existentes siguen publicándose, algunas en manos de sus creadores y otras a cargo de quienes les suceden. Con todo, a pesar de la precaria situación de las tiras de prensa en el gusto del público, en comparación con el floreciente comic-book, surgen nuevas propuestas en ese terreno.
Hablaremos en lo que sigue de las dos más importantes, mismas que, por su calidad y aportaciones novedosas y llenas de creatividad, se significaron como un hito importante. Fueron de alguna manera los últimos intentos por reinventar esa forma de arte destinada a desaparecer.
WILL EISNER Y THE SPIRIT

The Spirit, creada por Will Eisner, surge en 1940 como una novedad en el campo de las tiras de prensa, ya que se presentaba en forma de cuadernillo de dieciséis páginas y aparecía insertada en los periódicos que contrataban la serie. Eisner nació en Brooklin, Nueva York, el 6 de marzo de 1917. Su obra tuvo una importancia decisiva para sacar al medio de su confinamiento como medio de entretenimiento para niños y adolescentes. En su honor se crearon en 1988 los Premios Will Eisner, entregados anualmente en la Convención Internacional de Cómics de San Diego (California).
The Spirit es la historia de un detective enmascarado, Danny Colt, un héroe sin superpoderes que protege del crimen a los habitantes de la ciudad imaginaria Central City. Desde su aparición, la serie llamó la atención de la crítica por lo inusual de sus encuadres, casi cinematográficos, por sus efectos de luz y sombras, y por sus innovadoras técnicas narrativas.

En la creación de The Spirit, el dibujo elegante y bien cuidado de Eisner y su equipo de colaboradores fue acompañado por una serie de revolucionarios experimentos con el lenguaje del cómic, especialmente en la composición de las páginas y las técnicas narrativas.
La serie incluía una mezcla de géneros y se advertía en ella una clara influencia literaria —presentó adaptaciones de clásicos en algunos episodios—, acabando por distinguirse como un referente en la profesión. Por sus páginas pasaron algunos de los más grandes dibujantes del momento, como Jack Cole y Wally Wood.
El 13 de octubre de 1941 The Spirit empezó a publicarse también como tira diaria. Eisner, sin embargo, dejó de dibujar la serie en 1942 al ser movilizado con motivo de la Segunda Guerra Mundial. En el ejército, su talento fue aprovechado para producir pósteres, ilustraciones e historietas propagandísticas.
La huella que dejó The Spirit motivó que en los años sesenta resucitase como revista y comic-book. Eisner fue reanimado de esa manera por el espíritu del underground, y ese hecho lo reivindicó como uno de los grandes maestros del medio.
CHARLES M. SCHULZ Y PEANUTS

Peanuts fue otro cómic de prensa importante, surgido tras el boom inicial, creación de Charles M. Schulz, y debuta en 1950. La serie fue conocida en España por el nombre de su protagonista, Charlie Brown, o Carlitos, su equivalente al castellano.
El estilo de Schulz era muy sencillo, alejado de cualquier sofisticación, y desarrolló la tira basándola en las conversaciones y reflexiones del niño Charlie Brown y su pandilla.
La serie se caracterizó por su fino sentido del humor, el aire intelectual de sus conversaciones y un cierto tono poético que la convirtieron en algo único y novedoso para la época.
En realidad, detrás de la caracterización infantil del personaje, se escondía un auténtico tratado sobre el ser humano, desarrollado por Schulz a lo largo de cincuenta años. El artista no faltó un solo día a su cita con los miles de periódicos que publicaron la serie en más de cuarenta idiomas. Así, el inseguro Charlie Brown, su perro Snoopy y sus amigos Linus y Lucy, llegaron a convertirse en iconos de fama mundial. Y, si bien los personajes no pasaron nunca de la infancia, la tira no cesó de madurar.

Debido al éxito alcanzado por la serie y su personaje principal, se realizaron adaptaciones animadas y una gran cantidad de merchandising que le depararon a Schulz una auténtica fortuna. Pese a todo, siguió dibujando la serie hasta el fin de su vida; incluso cuando sus fuerzas empezaron a flaquear y su trazo dejó de ser el mismo por los temblores de muñeca que padecía, Peanuts siguió gozando de una fuerza excepcionalmente genuina.
La última tira, en la que se despedía de sus lectores y anunciaba su retiro, se publicaría precisamente un día después de su muerte, en febrero de 2000.
Estas dos series fueron los últimos intentos, por demás afortunados, de reinventar las tiras de prensa y se mantuvieron vigentes en la preferencia del gran público hasta bien entrado el Siglo XX. Al mismo tiempo, se significaron también como los estertores finales de una forma de arte ya entrada en decadencia. Estaba siendo desplazada por el naciente comic-book, mismo que, una vez cumplido su ciclo en el candelero del arte mundial, desaparecería a su vez del escenario.
De ello hablaremos en su momento.