LOS GRANDES DEL CÓMIC FRANCO-BELGA

SE CONSOLIDA EL COMIC EUROPEO

Le Journal de Spirou

Mientras en Estados Unidos triunfaban las series de aventuras y de géneros muy diversos, el cómic europeo seguía su propio camino. La figura de Tintin le había dado una identidad propia y así, poco a poco, afianzado en las revistas infantiles y juveniles de creciente demanda que surgían cada vez en mayor número, el modelo de historieta franco-belga se consolidaba con paso firme.

La ruta a seguir estaba siendo trazada por la Escuela de Marcinelle, desarrollada en torno a Le Journal de Spirou, revista editada por Dupuis. Esto era así debido a que, desde el lanzamiento de su primer número en el año de 1939, acogió a las series más importantes de la historia del cómic franco-belga, caracterizadas por un contenido humorístico apto para todo público, y contando ya con un estilo propio, basado en la caricatura.

ANDRÉ FRANQUIN Y SPIROU

André Franquin

André Franquin, dibujante de Spirou et Fantasio desde 1946, fue uno de los autores más destacados. Si bien, los personajes a los que hace suyos fueron creados por Rob Vel en el primer número de Le Journal de Spirou, Franquin liga su nombre a ellos para siempre.

Spirou es un chico aventurero vestido de botones y en manos de este autor vivirá aventuras de larga extensión, llenas de un humor reconfortante. De alguna manera, Spirou es una especie de versión gamberra de Tintin.

El personaje se mantiene hasta 1969, año en el que Franquin decide abandonarlo para centrarse en otro de su creación: Gaston Lagaffe (Tomás el Gafe en ediciones españolas). Pese a que Franquin padecía de depresiones y alcoholismo, se le considera uno de sus autores más dinámicos y despiertos, como lo demuestra su capacidad de adaptación a los cambios de la época al publicar Idées noires (Ideas negras) en 1977, una serie de páginas de un amargo humor negro, dando un giro total a cuanto había hecho hasta entonces.

MICHEL RÉGNIER Y ACHILLE TALÓN

Michel Régnier (Greg)

Michel Régnier, más conocido como Greg, y colaborador de Franquin en los guiones de algunos álbumes de Spirou, fue también un autor belga muy sobresaliente.

En 1955 creó su propia revista, Paddy, para la que produjo varias series, y colaboró con otras publicaciones, como Récreation o Libre Junior. Colaboró con Franquin a partir de 1957.

Régnier creó en 1963 a Achille Talón (Aquiles Talón), un popular personaje humorístico con el que satiriza a la pequeña burguesía del momento. Fue en verdad muy destacada su labor como guionista de varias series de aventuras del personaje.

A finales de los 70 se trasladó a Estados Unidos como representante de Dargaud. A mediados de la década siguiente regresó a Francia, donde permaneció hasta su muerte, el 29 de octubre de 1999

MAURICE DE BEVERE Y LUCKY LUKE

Maurice de Bevere (Morris)

Otro autor nacido en Bélgica que aportó con su gran trabajo a la consolidación del cómic franco-belga, fue Maurice de Bevere, alias Morris. Fue el creador del archiconocido Lucky Luke, el pistolero más rápido que su propia sombra.

Surgido en 1946, el personaje tardará en adquirir su aspecto más conocido y a él se agregará más tarde un grupo de secundarios, formado principalmente por su caballo Jolly Jumper, el perro Rantamplán y los «malvados» hermanos Dalton.

Morris es considerado uno de los más notables historietistas belgas del Siglo XX. Escribió sus primeras historias en solitario y después trabajó con el francés René Goscinny, quien ayudó mucho a Morris a definir su humor y sarcasmo.

RENÉ GOSCINNY Y ASTÉRIX EL GALO

A partir de 1955 y hasta 1977, los guiones de la serie de Lucky Luke estuvieron a cargo de René Goscinny, otro grande del cómic europeo. Gracias a su excepcional vena creadora, es considerada una de las series de humor más exitosas de la historia, con setenta y seis álbumes publicados, traducidos a treinta idiomas, y varias series de animación y hasta películas de imagen real.

René Goscinny

René Goscinny, uno de los guionistas más importantes del medio, a diferencia de los antes mencionados, es de nacionalidad francesa, aunque pasa su juventud primero en Argentina y luego en Estados Unidos, donde conoce a algunos de los autores en boga en esos años. Ese contacto con la historieta estadounidense marcaría su obra futura. A su regreso a Europa, reinicia su carrera con Dick Dicks, una tira sobre un policía, obviamente inspirada en Dick Tracy.

A su regreso al medio europeo, conoce al dibujante Albert Uderzo, iniciándose así una fructífera colaboración. A partir de entonces se dedica exclusivamente al guion, junto con Morris en Lucky Lucke y con Jean-Jacques Sempé en Le petit Nicolas (El pequeño Nicolás).

Su obra más conocida y exitosa la hizo con Uderzo: Astérix le Gaulois (Astérix el galo), la cual debutó en 1959 en la revista Pilote. Después de Tintin, Astérix se volverá el personaje del cómic franco-belga más vendido y conocido del mundo.

La serie cuenta las aventuras de los habitantes de una aldea gala que, en la época de mayor expansión del Imperio romano, resisten heroicamente ante el invasor gracias a la poción de fórmula secreta que les concede fuerza ilimitada.

Astérix, acompañado de su fiel amigo Obélix, recorre el mundo conocido viviendo aventuras y enfrentándose a los romanos. La serie cuenta con una excelente documentación histórica por parte de Goscinny y Uderzo, lo cual les hace posible reseñar con sentido humorístico algunos momentos importantes de la historia, así como jugar con divertidos anacronismos para aludir a la actualidad francesa de los años sesenta y setenta en la que se desarrolla la serie.

Fue sin duda uno de los primeros cómics franco-belgas hecho para niños, pero de lectura amena también para los adultos. Tras la muerte de Goscinny en 1977, Uderzo se hizo cargo de la serie en solitario. Pese al paso del tiempo, sigue siendo una de las series más populares del cómic europeo. Sus álbumes han sido traducidos a ciento cuatro idiomas y sus aventuras han sido llevadas al cine.

PIERRE CULLIFORD Y LOS PITUFOS

Pierre Culliford, alias Peyo, fue un autor belga que publicó por primera vez en 1946 una historieta titulada Johan, de la cual más tarde se derivaría su primera serie de éxito: Johan et Pirlouit (Johan y Pirluit o Juan y Guillermo en algunas traducciones), de la cual llegó a publicar diecisiete álbumes. En ella mezcla la aventura medieval de tintes fantásticos con un humor inocente sólo en apariencia.

Y fue en una de las aventuras de Johan y Pirluit donde Peyo introdujo a los personajes que le depararían el éxito mundial: los Pitufos.

Los duendecillos azules aparecieron por primera vez en La flauta de los seis agujeros (1959), y su impacto fue tal, que en 1963 fueron llevados a una serie propia. Junto con Yvan Delporte en el guion, Peyo publica El pitufísimo, una farsa política deliciosa, o Los pitufos negros, uno de sus álbumes más recordados.

Fue de tal magnitud el éxito mundial de los personajes, que el autor debió dejar la serie en manos de un estudio para hacer frente a la producción en las condiciones que el mercado exigía, y él se dedicó entonces a trabajar en otras series propias.

En los años ochenta, la productora estadounidense Hanna-Barbera realizó una serie de televisión que multiplicó la popularidad de los Pitufos y superó los cuatrocientos capítulos. En torno a ellos surgieron también toda clase de objetos de mercadeo: discos, muñecos, videojuegos, películas… Peyo murió en 1992. Su hijo y varios colaboradores han seguido publicando álbumes de los personajes.

Hasta aquí los grandes del cómic franco-belga. En próximas entregas hablaremos de los grandes creadores del cómic en otras partes del mundo.

¡Comparte en tus redes sociales!