SURGE EL CÓMIC DE AVENTURAS
A partir de los años cuarenta empiezan a destacar en Estados Unidos los cómics de prensa de aventuras con dibujo realista. En lo que sigue hablaremos de los logros y las aportaciones más relevantes de los forjadores de ese nuevo estilo de hacer cómic y de quienes se pueden considerar los cuatro exponentes más destacados en ese campo, sin que el orden en su mención indique alguna preponderancia sobre los otros.
Harold R. Foster, originario del Canadá, fue el primer adaptador de Tarzán al lenguaje del cómic, pero se destacaría todavía más por su trabajo en Prince Valiant (Príncipe Valiente), una de las obras cumbre de la historieta.
En sus inicios, Foster era un ilustrador dedicado al dibujo publicitario y alguna vez declaró que dibujar historietas sería prostituir su sensibilidad artística. Sin embargo, la crisis económica que se vivía en la unión americana a finales de los años veinte lo obligó a dibujar tiras de prensa, sin saber que con ello abriría un nuevo camino en el mundo del cómic.
Antes de la irrupción de Foster en los terrenos del nuevo arte, el dibujo había sido siempre caricaturesco, y las temáticas, fantásticas, humorísticas o costumbristas. Foster sería el primero en dibujar una tira de aventuras en la historia del cómic: Tarzán de los monos, siempre con guiones de otros. Estuvo dedicado al personaje de Burroughs de 1931 y 1937 y, como no se sintió nunca satisfecho de trabajar en esa forma, decidió crear su propia serie: Príncipe Valiente.
PRINCIPE VALIENTE, UN HITO EN EL MUNDO DEL CÓMIC
Prince Valiant fue la obra cumbre de Foster, en todos los sentidos, pues en ella el brillante artista volcó su forma de ver el mundo. Se publicaba únicamente en páginas dominicales a color, sin tiras diarias. En ella Foster introdujo innovaciones sobresalientes que encantaron y atraparon a su público, tales como: ilustraciones con alto grado de detalle, un gran sentido estético, casi de tintes románticos, un cuidado por la figura humana meticuloso al extremo, y una forma muy original de contar la historia, sólo con dibujos y textos de apoyo, sin bocadillos.
A partir de las leyendas artúricas, el autor va dando paso a la historia del príncipe Valiente, heredero del trono de Thule. Como había ocurrido antes en Gasoline Alley, en Príncipe Valiente el tiempo transcurre casi al mismo ritmo de la vida en el mundo real. El cómic refleja el paso del tiempo a través de personajes complejos, humanos, que casi parecían respirar dibujados por la pluma de Foster, a diferencia de los héroes perfectos de los tebeos y del pulp. El personaje principal podía fallar, dejarse llevar por la ira y reflejar muchas de las pasiones humanas con absoluta fidelidad. En la historieta el Príncipe Valiente se va haciendo hombre, vive su primer amor, se casa y tiene hijos, y finalmente modera su ímpetu juvenil para convertirse en un ingenioso diplomático maduro, permitiendo a su debido tiempo que su hijo Arn se haga del protagonismo.
Foster dibujó la serie durante treinta y cuatro años y no faltó ni una sola semana a su cita. Se dice que dedicaba cincuenta horas a la semana a cada página. En 1971 contrató a John Cullen Murphy para acabar sus bocetos, aunque siguió escribiendo los guiones hasta 1980, dos años antes de morir, a la edad de 90 años. La página siguió publicándose después en manos de otros autores.
FLASH GORDON Y LA CIENCIA FICCIÓN
Otro dibujante destacado en la creación de tiras de prensa realistas o de aventuras, fue Alex Raymond. Comenzó a trabajar con la King Features Syndicate en 1934, cuando el emporio editorial buscaba competir con las tiras de cómic más populares del mercado. Raymond realizó tres series: Secret Agent X-9 (Agente secreto X-9), contraparte de Dick Tracy, Jim of the Jungle (Jim de la jungla), émulo de Tarzán en la exitosa tira de Chester Gould y la más famosa de las tres: Flash Gordon.
Flash Gordon fue un personaje que nació con la idea de competir con Buck Rogers en el campo, casi virgen por entonces, de la ciencia ficción, aunque al final se acercó más al terreno de lo fantástico.
En la serie destaca el dibujo exquisito de Raymond, en torno a las aventuras del personaje principal y los secundarios Dale Arden y Dr. Zarkov, tres terrestres que llegan por accidente al planeta Mongo, gobernado por el tirano Ming el Cruel. Los escenarios tan variados y abiertos a la imaginación, permiten el lucimiento del trabajo artístico de Raymond al relatar la saga.
Alex Raymond dejó la serie en 1944 para alistarse en el ejército y marchar al frente europeo, a comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Unos años más tarde, Flash Gordon retomará nuevos bríos en manos de Dan Barry, otro destacado artista, quien la acercó realmente a la ciencia ficción en su larguísima estancia en el título.
A su regreso del frente, de la mano de su editor Ward Greene, Raymond creó Rip Kirby (1946), un detective privado como personaje central, en una tira diaria en blanco y negro.
En ella su estilo se vuelve más sencillo y funcional, sin el deseo de lucirse que tenía en Flash Gordon, logrando crear una serie interesante y dinámica. Raymond falleció en 1956 en un accidente de coche, mientras probaba el auto deportivo de su amigo Stan Drake. John Prentice se hizo cargo de la serie a partir de entonces.
TERRY Y LOS PIRATAS, LOS PRIMEROS AVENTUREROS
Milton Canniff, tercer integrante de este cuarteto, no tiene nada que envidiar a los otros tres. Si bien, su estilo de dibujo era menos vistoso, como creador estaba mucho más interesado en la narración y en los mecanismos del cómic, por encima de la pericia ilustrativa. Por ello tuvo más influencia en el medio y en los autores que vinieron después. Su serie más importante fue Terry and the pirates (Terry y los piratas), iniciada en 1934, enfocada en las aventuras del joven Terry y su mentor Pat Ryan, en sus viajes por todo el mundo.
La serie tuvo su momento cumbre durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Canniff, patriota convencido, trasladó a sus personajes al frente de batalla, expresando su apoyo a las tropas estadounidenses con un célebre discurso que llegó a ser leído en el Congreso.
En 1946 deja la tira para comenzar una serie propia: Steve Canyon. Su protagonista era una suerte de aventurero que, tal como los personajes de Terry and the pirates, recorría el mundo viviendo aventuras. Trabajó en ella hasta su muerte en 1988.
DICK TRACY, LA PRIMERA TIRA POLICIACA
Chester Gould fue otro artista destacado de la época dorada del comic-book. Nacido en 1900, al terminar sus estudios se dedica de lleno a las tiras de prensa de la mano de William Randolph Hearst, y en 1931 (los últimos años de la Ley Seca) inicia la tira que lo hará mundialmente famoso: Dick Tracy, inspirada en el agente federal estadounidense Eliot Ness.
La aportación de Gould es haber creado la primera tira policíaca, y también una de las más originales, por su fino sentido del humor y sus tramas llenas de imaginación. Dueño de un estilo único y atemporal, leídas hoy, sus tiras conservan toda su vigencia.
Gould era conocido por su uso de villanos muy coloridos, a menudo deformes, como en los casos de Flattop (Cabeza Plana), Prunceface (Carapasa), Big Boy Caprice (Grandullon Caprice), Mummble (Murmullon), Little Face (Cara de Niño) y otros.
Dick Tracy se ha publicado en muchos idiomas, y en su momento dio paso a una serie de animación y a una película de imagen real. Gould trabajó en ella durante 46 años, hasta 1977, y después otros artistas le sucedieron, dando continuidad a la serie.
Hubo desde luego muchos otros creadores en activo durante la edad dorada del comic-book, pero son estos cuatro los que más brillaron, sin relación alguna con una corriente oscura que poco a poco asomaba en el horizonte: el reinado del crimen y el terror en el mundo del cómic.
De ello hablaremos en la próxima entrega.